Carlota sube al Ford Fiesta, regula los espejos, se abrocha el cinturón y arranca el motor. − Siga recto − le ordena el examinador. Se para en el paso de peatones, sin atravesar la línea continua, y sigue de frente. Tras cinco minutos empieza a relajarse − ¡Bah! Esto es pan comido − se dice a sí misma. − Métase en esa avenida y siga de frente − continúa el examinador. Se introduce en la avenida, ve una señal de giro prohibido a la izquierda y dos milésimas después, un stop. − Que no se me olvide el stop, que no se me olvide el stop, que no se me olvide el stop… Pero tanta obsesión le hace olvidar que no puede (ni debe) girar a la izquierda. − Está suspendid… aaaaaaaaaaaaaahhhhh! − ¡Púm!
lunes, mayo 14, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Gracias por recordarme por qué no me he sacado aún la licencia de conducir...
Aceptamos textos como microcuento, pero no cantes victoria, la carrera no ha hecho más que empezar...
:)
Esto quiere decir que no te voy a llevar a Londres? o Razz...
jejje
Besos!
Publicar un comentario