sábado, junio 23, 2007

I love the rain the most when it stops

Ésta es la historia real de una amiga. No solía hablar de su vida sexual; según ella no tenía mucho que contar. Había salido con muchos chicos pero todos, decía, eran nefastos en la cama. Demasiado lentos y empalagosos, o rápidos y secos. Están los que preguntan constantemente a la chica cuánto falta para que llegue al orgasmo, los que en vista del “éxito” se exceden con los dedos tras el coito, los que son demasiado delicados para el sexo oral, o los que obligan a una a ducharse después de tanto lengüetazo. También los hay que muerden demasiado los pezones, que pasan de caricias en la espalda, o que no besan el ombligo. Unos llevan boxers demasiado ajustados, otros calzoncillos poperos o infantiles y los que llevan gallumbos de cuadros no se quitan los calcetines al hacerlo.

Como os contaba, no estaba satisfecha pero poco tardó en remediarlo. Todas las mañanas, al levantarse, subía un poco la persiana para sentirse observada, ponía música y se masturbaba. La mayoría de las veces, con orgasmo. Después, ducha y al trabajo. Visitaba el sexshop del centro una vez por semana. Estaba aficionada a los consoladores y lubricantes, y sentía interés por cualquier objeto que pudiera darle placer. Una cosa no quitaba a la otra y continuaba, siempre que podía, acostándose con chicos. Lo que sí iba de mal en peor era la idea que tenía de éstos. −Nosotros no los necesitamos, Berta. Total para lo que hacen. Lástima que no podamos acariciarnos a nosotras mismas en según qué zonas− opinaba.

Pero aquella mañana, me confesó en el trabajo, no se había masturbado. Nunca, ni siquiera ella sola, había sentido el cosquilleo de la noche anterior. Le conoció en un bar, charlaron y bebieron toda la noche. Él se ofreció a acompañarla a casa, ella le invitó a subir para prestarle el CD del que le había hablado y juntos se desnudaron lentamente mientras Joe Purdy recitaba cantando de fondo. Todavía se le erizaba la piel al recordarlo.
−Se llama amor a primera vista−, le dije yo.




*La imagen es Danae, de Klimt.


jueves, junio 14, 2007

miércoles, junio 13, 2007

Los Tristes (VI), Rosalía de Castro


Cada vez huye más de los vivos,
cada vez habla más con los muertos
y es que cuando nos rinde el cansancio
propicio a la paz y al sueño,
el cuerpo tiende al reposo,
el alma tiende a lo eterno.




*La pintura es "Seated nude", de Amedeo Modigliani

martes, junio 12, 2007

viernes, junio 08, 2007

¡Feliz Cumpleaños!

Ni un solo alfiler cabía en el comedor. La habitación estaba irreconocible: había globos y serpentina por todas partes, banderitas colgando del techo, fotografías suyas pegadas por la pared... No faltaba nadie: el padre de Daniela, su hermano, familiares allegados, algunos vecinos, amigos, su novio, amigos de su hermano, incluso su profesora de inglés; y todos y cada uno de ellos con un gorrito fluorescente y un rollo de serpentina en la mano esperando a que Daniela soplara las velas.

Estaban todos efusivos y alborotados. Todas aquellas sonrisas desbordantes y aquel griterío desaforado empezaban a incomodar a la joven. Era ella quien cumplía 22, no ellos; además, no entendía el por qué de tanta felicidad. De repente, casi dejándola sorda, alguien le anuncio al oído el momento más esperado.
−¡Cumpleaños Feliz, Cumpleaños Feliz, te deseamos todos Cumpleaños Feliz! ¡Bien!¡Bien! ¡Pide un deseo, Daniela! ¡Corre, venga, pide un deseo! – gritaban sus amigos.

Y Daniela desapareció.

Al cabo de dos minutos, Daniela estaba sentada con su madre y uno de sus mejores amigos en una nube densa y blanca. En el cielo todo el mobiliario estaba hecho con nubes.

martes, junio 05, 2007

Carta de amor

Querido Javier,

Esta mañana cuando me arreglaba para ir a trabajar he imaginado que venías a casa. Estaba poniéndome ese vestido negro no muy escotado y sin mangas, ése que tanto te gusta, y al subirme la cremallera me he acordado de la suavidad con que lo hacías tú: una mano sobre la espalda tirando el vestido hacia abajo y otra subiendo la cremallera con mucho cuidado para no hacerme daño. Después la bajabas con la misma delicadeza, como si con cada tirón se te estuviera desvelando un valioso tesoro, me quitabas el vestido, embalsamabas mi cuerpo con besos y me volvías a vestir. Bendecías mis piececitos con caricias, me ponías los zapatos y me despedías con un beso en la frente.

Cuando volvía del trabajo, tú, que estabas regando las flores del patio, te enfadabas conmigo por no haberte dicho nada al entrar, yo, que como casi siempre, llegaba de mal humor, agobiada con mis asuntos, te suplicaba que me perdonaras porque no lo había hecho adrede, pero entonces ya no me hacías caso, te ibas a la cocina, te servías un vaso de vino y esperabas en la mesa de madera. Mientras, me desvestía en el dormitorio y antes de meterme en la ducha venías corriendo con el vino en la mano, dejando el suelo perdido. Reposabas la copa en la estantería, me agarrabas vigorosamente por detrás y me echabas a la cama para hacerme el amor.

No sabes cuánto pienso en ti, todos los días recuerdo las cosas que hacíamos juntos, todo lo que compartimos. A la casita de campo le faltas tú pero continúa oliendo a ti. En el escritorio apenas caben más libros, ahora que no estás ya solo me refugio en ellos, bueno, en ellos y en mis pensamientos. Tu bolígrafo y tus cuadernos siguen en el mismo lugar, no quiero estropearlos. Y sigo escribiendo de ti, de nosotros, de mi madre y de mi otro yo. Me encanta escribir a la sombra de los naranjos pese a terminar siempre llena de hormigas diminutas. ¡Estoy tan feliz de haberla comprado y poder compartirla contigo!

La perrita te extraña, a veces entristece porque no le dejo comer galletas y esas cosas que le dabas tú cuando no tocaba. Las flores siguen igual de bonitas que siempre, no te preocupes, nunca se me olvida regarlas, además les he comprado un abono muy bueno para que las encuentres aun más radiantes cuando vuelvas.

He de dejarte, cariño, no tengas prisa en venir, haz cuánto debas y no sufras por mí. Estoy bien, te extraño pero estoy tranquila; sé que un día vendrás conmigo y estaremos juntos.

Hasta entonces sigo esperándote.

Te quiero con toda mi alma,
María.


PS: María es una soñadora. Puede que no se llame Javier, pero un día tendrá su recompensa.

domingo, junio 03, 2007

Primer Maratón de Microcuentos!

Primer Maratón de Microcuentos
http://www.micro-bios.blogspot.com/

Para la fiesta de presentación contamos con la actuación de Steve Miller Band!!