martes, enero 30, 2007

Invitación al vómito, Oliverio Girondo

Cúbrete el rostro
y llora.
Vomita.
¡Si!
Vomita,
largos trozos de vidrio,
amargos alfileres,
turbios gritos de espanto,
vocablos carcomidos;
sobre esta nauseabunda iniquidad sin cauce,
y esta castrada y fétida sumisión cultivada
en flatulentos caldos de terror y de ayuno.

Cúbrete el rostro
y llora...
pero no te contengas.
Vomita.
¡Si!
Vomita,
ante esta paranoica estupidez macabra,
sobre este delirante cretinismo estentoreo
y esta senil orgia de egoismo prostatico:
lacios coagulos de asco,
macerada impotencia,
rancios jugos de hastio,
trozos de amarga espera...
horas entrecortadas por relinchos de angustia.


miércoles, enero 17, 2007

sábado, enero 13, 2007

Cosas del hombre, no? o solo mías?

Mañana haría un año que empecé una relación con un chico. Haría, porque ya no estamos juntos. Lo dejamos, básicamente, por la distancia.

Lo reconozco, no soy una mujer fuerte, de esas que sufren más o menos pero que se conforman con ver a su pareja una vez al mes o de las que no lo pasan mal cuando quieren y no pueden hacer el amor o de las que nunca lloran. Más bien, todo lo contrario. También soy un poco imbécil por empezar la relación, sabiendo de antemano como soy. Pero bueno, entonces estaba pasando por un mal momento, apareció él, empezaron a llegar los sms de dos en dos, nos gustábamos y una noche en una escalera, decidimos empezar lo imposible.
No lo llevábamos del todo mal, de hecho, cuando estábamos juntos era increíble, pero la verdad es que las dudas y los miedos nunca se esfumaron de esa linda cabecita que tengo. Hará cosa de tres meses las cosas se pusieron todavía más difíciles para mí, y, por tanto, tambíén para los dos. Me sentía todavía más sola y, aunque ambos sabíamos que nos queríamos muchísimo, resulta complicado dar cariño y mimos por teléfono (y mejor no hablar de los abrazos). Así que, después de reflexionarlo, decidí que lo mejor para los dos (si yo estoy mal, también lo estaré con él) era dejarlo por un tiempo. La primera semana fue horrible; hubiera firmado para volver con él cada noche antes de acostarme, ahora, sin embargo, lo llevamos mejor. Nos llamamos de vez en cuando, pensamos en el otro (claro) y poquito a poquito vamos acostumbrándonos a esta nueva situación.
Pero... ¿Cuál es el problema ahora? Pues que de la misma manera que tengo muy claro que seguir con él era hacerme más daño, continúo sintiéndome sola y es que a priori sabía que lo de tener una relación a distancia no era para mí, pero a priori también sé que necesito estar con alguien constantemente, sin importar cuanto tiempo ni el tipo de relación, y es que sin mariposillas, ni nervios, ni ilusión yo no puedo ser plenamente feliz.
*Foto: Juana Molina.

martes, enero 09, 2007

Pequeña muñeca de porcelana
de piel blanca y suave
como la seda,
en esta noche fría de invierno
prefieres la oscuridad
al amparo de tu luz,
sombras fantasmales
a la nitidez de cuanto te rodea.

Tumbada en la cama
algo escondes bajo las sábanas;
te delatas: tan pálida y silenciosa.
Casi moribunda, permaneces erguida,
con la cabeza ladeada,
fícica y moralmente abatida.
Solo tu corazón se mueve y
solo sus latidos se oyen en la habitación, triste.
En vano aprietas tus manos contra el pecho,
es que no te das cuenta?

Esos setimientos que guardas dentro
no entienden de muros, ni fronteras.
Nacieron para ser expresados
y con el aire volarán
hasta encontrar bajo otras sábanas
el cuerpo afligido y callado
que te sigue esperando,
todavía con la luz encendida.
Cuando lo hagan, justo entonces
volverás por fin a la vida.