sábado, abril 29, 2006

(Des)consuelo


Llámenme ilusa, incrédula, inmadura; les advierto que ya escucho impasible cualquier cosa. Opinen lo que les salga de los cojones, apresúrense a decir que las mías son palabrerías y que tengo mucho cuento. Háganlo, adelante, pero tengan en cuenta que quizás ustedes no han vivido lo que yo.

Hará cuatro meses de ello. Fue él quien lo pisó y no cualquier otro. Él, ése que conocí una noche que no tenía pensado salir. El mismo y el único que, entre todos, se lanzó. Hubiera podido no conocerle jamás y sin embargo lo hice. Ocho meses disfrutando de él, y no de otro. ¿Y qué son ocho meses en 21 años? Y si son tan pocos, ¿por qué tuvo que estar en mi vida ese tiempo? ¿Por qué le tuve que conocer yo? y ¿por qué me lo "quitaron" tan pronto? O lo que es más importante, ¿por qué fue su vida la que llegó a su fin y no otra?

Me resisto a pensar lo que probablemente ustedes están pensando. Aceptar que las cosas funcionan así a mí no me vale. Ni me basta. Me parece inaceptable. La vida no puede ser tan sencilla. Tampoco tan fortunosa. Tiene que haber algo, llámese destino o fuerza divina, que lo mueva todo. Que justifique nuestros actos. La vida de uno no puede depender de una baldosa en malas condiciones; vale demasiado para que una mala postura termine con ella. Ha de existir algo más en esta mierda de mundo además del azar.

A mí el azar no me consuela y tampoco escuchar que Dios se lo llevó porque lo quería a su lado. ¿Qué pasa con lo que yo quería? ¿Y con lo que él deseaba? Así es difícil que algo me consuele. Que te llamen para decirte que alguien como él ha muerto ni se olvida, ni se acepta ni encuentra consuelo. Asumir que no vas a volver a verle ni a escuchar su voz nunca más no se acepta tan fácilmente. Es sencillo decirlo "así es la vida, unos nacen, otros mueren" pero no es más fácil vivir sin él porque sea así.

Cuando te das cuenta de que ya no le puedes llamar, de que no puedes reírte con él, de que no puedes abrazarle, ni besarle y sobre todo de que vas a tener que seguir adelante sin él, pocas cosas te consuelan. Vivir pensando que no había ningún motivo para que fuera él quien muriera y no yo es insoportable. Tanto, que si no busco consuelo en el destino no puedo seguir adelante. El problema es, que aun existiendo ese sino, su muerte, además de injusta, me parece injustificable.

sábado, abril 15, 2006

La sonrisa no aparecía y se delató


En vez de sopa veía la cara del chico en la cuchara y no quería que su madre la viera también. Sorbía rápido para llevársela pronto a su interior pero no fue suficiente. Se le notaba en la cara; los ojos hablaban por ella. Al preguntarle por él, se le encogió el estómago y se le tensó la piel. No quería preocuparla, prefería aparentar que todo marchaba sobre ruedas, pero gastó tantas fuerzas pensando en qué iba a decirle, que se quedó sin ellas para sacar la dulce sonrisa que solía brillar en su rostro cuando hablaban de chicos. No le quedaba otra; se había delatado sin decir nada.

"A veces me da la sensación de que no es lo que quiero. Lo que necesito, más bien. Sé que cada uno es como es, de acuerdo, pero también sé que en una relación los dos tienen que poner de su parte y me encantaría ver que también él lo hace. La cuestión es adaptarse, amoldarse, adecuarse al otro, ¿no? Pues que lo haga o que lo intente por lo menos! Que sí, que no le voy a cambiar, eso está claro, y tampoco él a mí. Pero si de verdad queremos estar juntos, tendremos que hacer algo, digo yo! Estoy cansada de escuchar la frase comodín “no me lo tengas en cuenta”. ¿Cómo voy a hacer eso? ¿Me está diciendo que he de pasar por alto la tarde en el aeropuerto? ¿Que no pasa nada si no me da la mano cuando estamos con 15 personas que no conozco? ¿Que no me lo tome a mal si en toda una noche no me da un beso? ¿Que no pasa nada si su madre se queja de la factura del teléfono? No sé, siempre estamos igual. Le quiero muchísimo y lo sabe pero ya se lo dije, o cambian las cosas o mejor lo dejamos".
La respuesta de su madre fue, como siempre, contundente y clara: "Haz lo que tengas que hacer, quizás sea verdad que tengas que darle tiempo, o mejor dicho, daros tiempo los dos pero no olvides que en vuestra relación hay cosas que no cambiarán jamás. Haz lo que te dicte tu corazón pero por favor, no sufras. No hace falta que te diga, cariño, que desgraciadamente tienes cosas más importantes por las que sufrir"......................................... Dejó la cuchara y pasó al segundo plato.