martes, marzo 07, 2006

¿Solo tres horas y media?

Tres horas y media no es demasiado. ¿Seguro? ¿Y si se necesitan tres horas y media para poder ver a tu pareja cada vez que quieres? Entonces ya no lo son, ¿verdad? Y sí, es cierto que los avances tecnológicos no dejan de aumentar pero, ¿pueden los móviles o el messenger conseguir lo que consigue un abrazo?

Ella vive en Barcelona, él en Zaragoza. Se ven tres días al mes. Setenta y seis horas aprovechadas al máximo, cierto. A veces se pasan en la cama más de catorce horas y no saben estar más de veinte minutos sin besarse. Todo lo intensifican; dan valor a cosas que otras parejas no dan, ya sea un cruce de miradas en un bar, cogerse de la mano, una caricia viendo la tele, un abrazo, quedarse dormido estando con el otro, el uso del móvil estando juntos, etc., y por supuesto las palabras. Para ellos lo que el otro diga y cómo lo diga es importantísimo. En esos tres días todo tiene que ir sobre ruedas y cualquier tontería, cualquier palabra no esperada puede llevar a un malentendido. Pero pese a todo, el fin de semana suele ser fantástico. El problema es que la cenicienta o el príncipe tienen que volver a casa antes de que el domingo llegue a su fin. Se despiden, en el andén hablan poco o dicen lo mismo que la otra vez. Seguro que tienen ganas de decir o hacer mucho más pero no lo hacen porque cada uno tiene su vida, sus estudios, su casa, todo… menos su pareja.

Ella odia las despedidas y más cuando sabe que la próxima vez que se vean será el mes que viene. Le jode y quiere llorar, gritar, rebelarse contra todo. Además tiene miedo. Él dice llevarlo mejor; es un chico. Ellas suelen ser más niñas y por supuesto más lloronas. Le gustaría ser como él, no martirizarse ni llorar cada vez que necesita abrazarle y no puede. Lo intenta pero a día de hoy le resulta imposible. Treinta y un días sin abrazos, sin besos, sin desayunar juntos, sin perfilar su cuerpo, sin hacerle cosquillas, sin sabor a fresa, sin verle sonreír, sin dormir a su lado…

Pero lo peor de todo es que a veces, cuando lo piensa, se pregunta para sí misma si vale la pena estar así, si se merecen los dos tener una relación como ésta. Hay más, ¿podrán aguantarlo? Y si pueden, ¿por mucho tiempo? ¿Puede más la ilusión que la tristeza? ¿Puede la ilusión realmente conseguir que una relación tan complicada dure?

(Solo) tres horas y media…