Hace dos meses Irene cumplió siete añitos. Le regalaron muchísimas cosas pero, sin duda, lo que más le gustó fue un libro de poesía para niños. Cuando su padre lo vio en el escaparate, supo enseguida que le iba a encantar y así ha sido. Le gustan tanto los poemas de Machado, Neruda, Juan Ramón Jiménez, García Lorca… que todas las noches, antes de irse a la cama, le pide a su padre que le lea uno. Irene es pequeñita y no entiende muchas palabras pero los versos suenan tan bien cuando los recita su papá..! Cuando éste trabaja de noche, Irene se pone triste porque no tiene nadie que le lea los poemas pero entonces cierra sus ojitos e imagina que los propios poetas le recitan al oído.
Esta mañana en el cole la señorita ha explicado a Irene y a sus compañeros de clase que las palabras pueden ser masculinas y femeninas, y para que los niños lo entendieran mejor, les ha dicho que el masculino es el marido y el femenino, la mujer, así por ejemplo -decía- el carnicero es el marido de la carnicera y la carnicera, la mujer del carnicero.
De vuelta a casa, Irene coincide en el bus con su vecina, la señora Herminia.
Esta mañana en el cole la señorita ha explicado a Irene y a sus compañeros de clase que las palabras pueden ser masculinas y femeninas, y para que los niños lo entendieran mejor, les ha dicho que el masculino es el marido y el femenino, la mujer, así por ejemplo -decía- el carnicero es el marido de la carnicera y la carnicera, la mujer del carnicero.
De vuelta a casa, Irene coincide en el bus con su vecina, la señora Herminia.
- ¿Cómo va el cole, Irene? ¿Estás aprendiendo muchas cosas?
- ¡Sí!
- ¿Y te gusta la profesora?
- Sí, ¡mucho!
- Oye, y tú, ¿qué quieres ser de mayor? ¿También profesora?
- No.
- ¿No? ¿Qué quieres ser pues?
- Poetisa.
- ¿Poetisa? ¿Y eso por qué?
- Para tener un marido poeta.